Juan Ramón Alves F.
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Dolmen de San Martín de Montalbán.
En el mundo, nada es hermoso/a, si no es fruto de un esfuerzo. Todo lo que es singular, apreciado, hermoso o destacable, es escaso y resulta indudablemente difícil de extraer o encontrar. Del mismo modo este yacimiento de difícil situación, es fruto de su especial simbolismo no para ser visto quizás por el hombre actual, sino por los dioses y el hombre primitivo, el verdadero artífice de su creación. Muy cercano al Castillo de Montalbán esta construcción religiosa datado en el Neolítico es un dolmen. Tiene la típica estructura de corredor, con cámara o cripta circular que se encuentra hundida por haber perdido las lajas superiores que se apoyarían sobre los ortostatos de la cámara. El dolmen se encuentra muy cerca del Arroyo o Río Torcón, el cual se va encajonando en un barranco, para pasar, pocos kilómetros después, por debajo de la muralla del citado Castillo de Montalbán, en un espectacular precipicio. Esto nos hace pensar que la cercanía del dolmen al curso fluvial de este afluente del más largo río ibérico, no tuvo que ser casual. Durante su construcción, la serie de regatos y afluentes del río principal, debieron ofrecer un espectáculo realmente hermoso, lleno de vibración y poder al lugar. En este sitio confluyen la numerosa secuencia de afluentes, que conformarían al lugar, el espíritu de las aguas, el verdadero poder junto con la deidad solar presente en toda Iberia.